22 de octubre de 2012

Un encuentro inesperado

"¿Qué estoy haciendo aquí?"

Debían de ser ya las cuatro de la madrugada y me sentía vencida por el cansancio físico, pero también por la acumulación de sucesos vertiginosos acaecidos en las últimas semanas. ¿Pero qué había pasado esa noche? En mi ansia por aprovechar cada minuto de mi tiempo de ocio, cada posibilidad de disfrute como si no hubiera un mañana, cada oportunidad de evasión que me ofrecía el bálsamo reparador de "mis chicos", dulces, cariñosos y encantadores, no tenía intención de quedarme en casa a pesar del inesperado contratiempo sufrido por mi cita esa noche. Le guardaría su rincón en mi baúl de deseo y pasión para otra ocasión; siempre lo tendrá porque es una persona especial en muchos sentidos; pero en ese momento necesitaba encontrar una solución rápidamente. En realidad, solo estaba dispuesta a salir a tomar una copa y en el chat encontré a alguien que solo quería una acompañante para conocer un local que no es especialmente de mi agrado, pero que en esas circunstancias me solucionaría el problema. No tuve especial cuidado en seleccionarlo, en comprobar si por su personalidad o carácter o visión del mundo pseudoliberal en que me había infiltrado era o no afín a mí.

Abro los ojos.

2 de octubre de 2012

Imaginación desbocada

- ¡Hola, soy yo, D!
- Holaaaaaa.
- ¡A que no sabes lo que me ha pasado!
- No me digas más: te han dado plantón, ja, ja, ja...
- ¡Sí!

1 de octubre de 2012

Doble estimulación

Esa noche a Betty le costaba conciliar el sueño. Con una mano acarició uno de sus pechos suavemente hasta notar el pezón erecto bajo la seda antes de pasar al otro y automáticamente juntó las piernas en torno a su otra mano. No tardó mucho en colocarse boca abajo y buscar entre las imágenes que desbordaban su imaginación y localizar la que deseaba. Recurrió al habitual recurso de colocarse un cojín entre las piernas y comenzar a acunarse con una cadencia regular sobre él, deseando entrar en ese estado de semiexcitación en el que un dulce sopor invade su mente y arrastra su cuerpo en una especie de viaje astral y lo sitúa en ese momento vívido que impregnó sus sentidos horas antes. Vívido y en cierto modo vivido, porque no era fruto realmente de su imaginación. Una escena que la inquietó y la llegó a obsesionar...